Y tras la larga espera, llegó el día esperado. Sábado 7 de Mayo – “The Irish Rover” fueron la fecha y lugar elegidos para tan grandioso acontecimiento. Los delegados habían tirado de maestría para organizarlo todo y conseguir que comida y bebida estuvieran a la perfección. Aun así había dudas, la Generación lo sabía… Y es que los noventaytrenses que allí se juntaron, no eran todos los que una vez fueron: los que estaban de exámenes, los que están de erasmus y los que siempre estarán en nuestro corazón iban a ser un vacío difícil de llenar en tan especial noche. Fue entonces cuando ocurrió el milagro.

Y es que cuando muchos ya pensaban que un “¿Qué tal? ¿Cómo te va todo?” sería suficiente, la magia que una vez hubo en los pasillos del colegio reapareció nuevamente. Esa magia de niños de primaria queriendo aprender todo de la persona de al lado invadió incluso a los (algunos) ya trabajadores. Darte la vuelta y encontrarte a quien menos habrías esperado deseando saber de ti. Sorprender con la cámara a noventaytrenses que jamás antes habían compartido una foto. Al poco nos dimos cuenta. Era la misma magia que una vez hubo en aquel Portal 93 mientras sufríamos la selectividad, que nos llevó a Grecia hacia lo desconocido y que nos terminó de enamorar en el Camino de Santiago. La magia de ser parte de un todo. La magia de recordar que seguimos siendo Uno.